viernes, 9 de noviembre de 2018

Hasta los confines



Hajnowka es una ciudad que se ubica al este del territorio polaco, cercana a la frontera con Bielorrusia, donde se encuentran las grandes extensiones de bosques naturales, hábitat de los bisontes y ciervos. Una canción dice que "las fronteras se mueven como las banderas"... y esto es especialmente cierto para este límite fronterizo entre Polonia y Bielorrusia, ya que en diversas épocas este territorio perteneció a distintos países. La presencia mayoritaria de las iglesias ortodoxas da cuenta de ello. 




Aquí, por iniciativa de un obispo capuchino, se ha comenzado una fundación de las Clarisas de Adoración Perpetua hace unos pocos años. En este 2018 han obtenido la autonomía como Monasterio. 
La Comunidad actual cuenta con 13 miembros, con una edad promedio muy joven. El cometido principal contemplativo es la adoración permanente de la Eucaristía, ofreciendo a los fieles la posibilidad de participar del encuentro con Jesús en cualquier momento de la jornada. Se dedican a la confección de ropa litúrgica y bordados de banderas, trabajo para el cual cuentan con maquinarias muy buenas. 






Las Clarisas de la Adoración Perpetua nacieron en Troyes, Francia, en 1854, por iniciativa de un capuchino, fr. Buenaventura y de la madre María de Santa Clara. Su nombre en latín: Ordo Monialium Clarissarum a Perpetua Adoratione, y su sigla: O. C. P. A. En un comienzo se llamaban Franciscanas del Santísimo Sacramento. El Instituto contemplativo es agregado a la Orden Capuchina.
En Polonia, la madre María de la Cruz (Ludwika Nałęcz-Morawska 1842-1906) fundó el primer monasterio y de él derivaron las demás fundaciones, que actualmente son 8,  esparcidas en todo el territorio polaco. 




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