Con inmensa alegría, las Hermanas Clarisas Capuchinas han
celebrado la memoria de los 350 años de la fundación del primer monasterio en
tierra americana. En efecto, en 1665 se fundó el monasterio de “San Felipe de
Jesús” en la ciudad de México con hermanas provenientes de Toledo, España.
Con la presencia del hermano Ministro general, el día 7 de
octubre, se celebró la Eucaristía en el proto-monasterio, situado en el tradicional barrio de Coyoacán,
en el Distrito Federal y se bendijo la nueva Capilla conventual recién
construida. Luego se compartió un almuerzo festivo ofrecido a las hermanas por
bienhechores, y se concluyó el festejo con la música típica de los mariachis
mejicanos.
El día 8 de octubre la gran cita fue en la basílica de
Guadalupe, la casa de la Virgen Madre que es casa para todos. Un significativo
lugar para la historia de las capuchinas, ya que las hermanas vivieron durante
siglos al lado de la antigua basílica, custodiando con la oración la santa
tilma de la imagen guadalupana. Acudieron hermanas de prácticamente todo
México, y algunas llegadas de los Estados Unidos, Sudáfrica, Mozambique y
España. También muchos hermanos capuchinos pudieron participar de la fiesta,
los dos Custodios de México, el provincial de España, además de frailes franciscanos menores y
conventuales, obispos y sacerdotes seculares y numerosísimos fieles que
brindaron su afectuoso acompañamiento.
El hermano Mauro, presidiendo la Eucaristía, invitó a las
hermanas a continuar y proyectar esta historia de fidelidad de Dios, ofreciendo
renovado el testimonio de la contemplación. Un humilde testimonio orante que
las personas de hoy necesitan imperiosamente para entrar en una auténtica
relación con Dios. La Santa Misa se prolongó en la mesa comunitaria para cerca
de 1000 personas! Con las danzas típicas de México pudimos pasear musicalmente por
distintas regiones y por una gran diversidad de culturas y ritmos.
Y el día 9 de octubre, la Casa de formación “Santa Verónica”
acogió el tercer día de festejos. Dicha casa está cumpliendo 25 años desde su
inicio, y ha significado una aportación clave para la formación y la
interrelación de las capuchinas en México. Se realizó un encuentro de las
hermanas con el Ministro general, donde se puedo compartir los desafíos de la
realidad presente de las Capuchinas y los Capuchinos, para mirar hacia el
futuro sin miedos, con esperanza auténtica.
Como familia capuchina, la gracia de celebrar esta rica
historia de perseverancia y testimonio, nos da un impulso hacia el futuro, con
la renovada convicción de la fuerza que surge de vivir la fraternidad y ofrecer
el don del carisma al pueblo de Dios.